¿Os pasa alguna vez?

Porque este presente –lúdico, egocéntrico y narcisista- supera lo de basado en hechos reales. Veo más realidad en series y veracidad en un falso documental, que credibilidad del día a día.

Y así, de repente, apenas sin avisar y en el telediario, aparece un niño corriendo entre ráfagas de guerra como titular de última hora. Se desmiente al día siguiente, abriendo el noticiero.
Se disculpan. Era una promo de una película. Parecía tan real…
Mientras en mi ordenata, suenan disparos y visualizo de refilón. casi la misma escena pero desde el visor de un francotirador. Asimismo es una peli; basada en una historia verdadera…
Y saldrán libros, cuadros, cortos… inspirados en una u otra guerra. ¿Pero cuál es cuál?
¿De qué país? ¿Qué es cine y qué suceso? ¿Alguien? ¿Nadie?

¿Os pasa a vosotros también?

Cuando veía ‘The Wire’, me alucinaban los microcosmos de ficción tan cercanos a lo real que me instruían en las negociaciones entre instituciones gubernamentales y públicas; así como en el reparto de presupuestos del estado. Eran cuestiones y ficciones de allá, pero gracias a ellas, entendía mejor los titulares de acá.
No es que en esas series made in USA todo es muy de verdad o saben de bambalinas porque los guionistas han estado ahí de una manera u otra, en la negociaciones de la calle y los despachos presidenciales (la realidad esta ahí… en Wikileaks e Inside Job); es que cuando llega ‘Homeland’ (primera temporada, por favor) ya no se sabe quién se alimenta de qué, qué fagocita a quién o quién es quién.

Y comienzan mis dudas…
Por entonces, en las noticias, veo a un soldado americano hablando en árabe, convertido al Islam y autoinmolándose. Impresionante. Pero alucino, cuando muestran los videos online -de estilo acción hollywoodense- que lanzan los yihadistas para captar fieles. Espeluznante.

Creo que ahí, empezaron los síntomas…

Capítulo aparte que he de mencionar; la estupenda ‘Crematorio’. Autentico reflejo del culebrón marca España del boom inmobiliario con gángsters nacionales -que no son los de Scorssesse, ya mitos populares, ni Los Soprano, leyenda televisiva; menos aún los terroríficos imitadores de ‘The Act of Killling’, que sólo atisban la verdad de la realidad, cuando ven en la ficción de un show de mentira, la propia reinterpretación de sus crímenes-.
Darían para otra temporada (o spin off de corrupción), todos los sobres, prostitución y drogas que van apareciendo en los debates televisivos de entonces y de estos días… Aún hoy en día.
Da igual norte, sur, levante… Cadena o canal… O que se justifique con que los vicios, lo ilegal o lo que engorda. ahora forma parte del PIB -y de cuentas en Suiza- ¡Folclore! ¡Gobierno de España!
¡Que hasta asesinato de concejala hemos tenido! Delirante.

Y todo por venganza.
Como en el Castillo de Naipes del Spacey, magnifica versión de la británica ‘House of Cards’ sobre los tejemanejes de un congresista -léase político cualesquiera- para llegar a presidencia; rompiendo la cuarta pared y hablando directamente al espectador, que sirve de referencia a políticos reales y nuevos candidatos…

Como ‘Juego de tronos’ que también es recomendación política y regalo monárquico.
Y como si fuera un cameo se (me) cuela Obama considerando ‘The Wire’ su serie favorita y twitteando “no spoilers para House of Cards”, donde también se refleja la actual crisis racial en América por muy presi ‘black-ish’ que tengan. (La nuestra; con refugiados, vallas e emigrantes. Y ya con series ad hoc, que comentaremos en serio)
La primera temporada termina muy selfie, saludando a cámara y cerca del presidente-. En la segunda, golpea con su anillo la mesa presidencial (Knock on wood)

Hay tercera y en diciembre se estrena la cuarta. Hablaremos de ello.

Te lo digo en serie.

En esta actualidad que se va docu-ficcionando con cadenas por cable (me) parece todo un continuo déjà vú. Y dudo de haber dejado el DVD encendido con las secuencias eliminadas de cualquier serie on.

¿Os pasa a vosotros también?
Menos mal que existe la mosca del emplazamiento o ficción publicitaria, aunque veo que hasta las noticias también tienen mecenas y patrocinios. Sin pausa.
Creo que empiezo a sufrir “ficcionitis”.
Es una realidad.

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